El Arte de la Limpieza Energética

EL ARTE DE LA LIMPIEZA ENERGÉTICA

Desde que el ser humano nace, es primordial tanto para él como para el mundo que lo rodea, llevar una adecuada higiene física. Esto se demuestra en el proceso de nuestra vida y dura hasta nuestra muerte: pañales, cremas, pañitos, toallas, copitos, jabones, shampú, perfumes, lociones, máquinas de afeitar, tratamientos de belleza corporales, desodorantes, cremas para el rostro, antibacteriales, alcoholes…todos en el transcurso de la vida utilizados en mayor o menor grado para mitigar el efecto nocivo de los gérmenes que llegan y que salen de nuestro cuerpo, con el fin de proteger la vida, conservar la salud corporal y obtener con ello una larga vida. Esta serie de elementos de limpieza se emplean hoy gracias a la tecnología, a los avances de la medicina y sobre todo, a la urgente necesidad humana de permanecer en condiciones aptas para desenvolverse plenamente en el mundo que lo rodea; el ejemplo más palpable de limpieza es el dúo dinámico cepillo-crema dental: ¿recuerdan la última vez que intercambiaron palabras con alguien que haya tenido mal aliento? Estoy seguro que sí, ya que es completamente desagradable e insoportable, o cuando abrazaron a ese alguien que tenía su respectivo “golpe de ala”, ¿que sintieron? ¡Una terrible impresión negativa!. Es así entonces como día a día nuestro primer ejercicio consiste en permanecer lo más pulcros y limpios posible, pero…¿y la energía qué? Si nuestro cuerpo físico requiere de tantos cuidados…¿qué hay de nuestra limpieza mental, de nuestro corazón, de nuestro interior?

Nos hemos vuelto expertos profesionales en limpiar la casa en que vivimos y, notamos que al terminar, todo se siente en paz y armonía, el ambiente se equilibra y es agradable estar ahí. Y si eso es posible en nuestro hogar, ¿será que podemos hacer lo mismo con nosotros mismos?

Todas las tribus de la antigüedad le han rendido culto a las fuerzas de la naturaleza; lo traemos a colación porque ellas, las fuerzas elementales, según aquellas tribus, eran las encargadas de “sacar” los malos espíritus, de ahí el culto al fuego de los druidas, el ritual del agua de los hindúes, el trabajo en la tierra de las tribus americanas por mencionar sólo algunos pocos de un universo de conocimientos infinitos, legados de existencia en existencia hasta nuestros días. Por cierto, en el tiempo presente es más fácil realizar esta serie de trabajos de limpieza con las fuerzas de la naturaleza, pero por la incredulidad, falta de sensibilidad humana, pérdida del contacto con las madre naturaleza, maldad e ignorancia, antes de mejorar, se ha perdido este magnífico arte.

Por eso encontramos personas que solicitan la ayuda de personas que se atribuyen una serie de poderes especiales para sacar malos espíritus, exorcizar malas energías o ahuyentar enfermedades y problemas. Son los portadores de un conocimiento basado en la ciencia de la ENERGÍA, de lo que no se puede ver pero se puede percibir. Energía es lo que se siente cuando quiero abrazar a alguien y siento que me eleva hasta el infinito, o cuando veo una persona y le “percibo” que me va a caer bien o mal, que ese ser es simpático o no, es la energía lo que nos habla de la persona, y ahí es precisamente a donde queremos llegar, a que tengamos un conocimiento básico sobre el manejo de la limpieza en nuestros hogares y sitios de trabajo, pero sobre todo con nosotros mismos.

 

LIMPIEZAS ELEMENTALES:

ELEMENTO TIERRA:

Relacionado con todo lo que se puede manipular y tocar, por ejemplo: metales y piedras, tierra como tal (arena de río o de playa, barro, fango) y plantas.

 PARA EL HOGAR:

Indispensable obtener plantas (por ejemplo: sábila (protege), millonaria y dóllar (atraen la fortuna), bradicela, caucho y rayo de luna (absorben energía negativa), masajiana (o mal llamada planta de maíz) (prosperidad y ascenso). Estas plantas mencionadas son para interiores (dentro de nuestra casa), principalmente en salas y comedores y preferiblemente en las esquinas que es donde más energía negativa se acumula.

Las plantas producen un extraordinario flujo de energía, absorbiendo lo malo y atrayendo lo bueno. Si se dispone de una terraza donde se puedan ubicar también flores o un patio con suficiente espacio para plantar árboles (como guayabo, naranjo, pino, eucalipto) la energía se multiplica impresionantemente, debido al fabuloso potencial energético de éstos.

PARA EL CUERPO:

Limpieza con barro o arena: aprovechar las corrientes de los ríos, preferiblemente en su mayor estado de pureza, para extraer del fondo de estos la arena para impregnar nuestro cuerpo para que, además de darle tonificación a la piel, también ayuden a mejorar la circulación sanguínea que se encuentra sobre la superficie de nuestro cuerpo.

PARA LA ENERGÍA:

Enterrarse en arena en el río o en la playa, imaginando que se desprende de nosotros toda energía negativa.

 

ELEMENTO AGUA:

Es el elemento purificador por excelencia.

PARA EL HOGAR:

En la mesa de centro o en el comedor, ubicar un recipiente de vidrio en el cual se introducirán bolas de cristal, para que sirvan de elemento receptor de energías negativas. El agua se debe cambiar preferiblemente a diario. De ahí que en las mansiones se utilicen frecuentemente fuentes de agua que debe ser corriente, o sea, en constante movimiento, para alivianar el ambiente y darle sensación de armonía. También se puede utilizar debajo de la cama para que nuestros sueños sean más tranquilo y libre de pesadillas.

PARA LIMPIAR NUESTRA ENERGÍA:

El agua es un fluido que actúa por sí mismo en los trabajos de limpieza, pero si es recomendable un baño de agua termal aproximadamente cada 3 ó 4 meses. Éste produce una serie de efectos positivos y trascendentales no sólo en nuestra energía, sino también en nuestro organismo, relajando, renovando y sacando de nuestro cuerpo toda impureza. Esto se debe al poder purificador del azufre, elemento que debe ser utilizado con sumo cuidado debido a su efecto transformador que es sumamente potente, por lo cual no se debe exagerar su uso.

Los baños con plantas también son eficaces y se realizan de acuerdo a la necesidad:

Altamisa: para alejar las malas vibraciones, los espectros y entidades negativas. Se le puede agregar ruda (malos sueños) y salvia (potencializador del cuerpo energético) para obtener un mayor efecto.

Verbena: aleja las envidias.

Naranjo y romero: aumentan la vibración para atraer las cosas materiales (dinero, amor).

Mejorana, menta, albahaca, cidrón: fortalecen y equilibran el cuerpo vital, especial para los recién nacidos.

 

ELEMENTO FUEGO:

Elemento transformador. Por lo tanto, es de sumo cuidado en su manipulación pero a la vez posee la poderosa virtud de la iluminación. Hasta los animales más peligrosos le temen a él por su especial poder. Aleja las tinieblas y aclara el ambiente, proporcionando una limpieza sumamente efectiva.

PARA EL HOGAR.

De acuerdo a determinadas enseñanzas modernas, es bueno tener en las mesas de los rincones velones así no sea encendidos, para dar una ligera impresión de luz en ellos.

PARA LIMPIAR NUESTRA ENERGÍA:

Se utiliza en combinación con el elemento aire para realizar una de las limpiezas más efectivas conocidas: SAHUMERIOS:

Incienso: para limpiar el ambiente de malos deseos y emociones negativas (envidias, iras, odios, malas voluntades…).

Mirra: purifica el ambiente de fuerzas mentales adversas.

Pino y eucalipto: purificación general. Saca todo lo negativo del ambiente.

Azufre: elemento purificador y sumamente efectivo, del cual se recomienda utilizar sólo cada 2 ó 3 meses. Quema hasta los espectros más negativos; se utiliza incluso para ahuyentar roedores en las bocacalles por donde se esconden.

 

ELEMENTO AIRE:

Es el que transporta toda clase de energías, tanto positivas como negativas. Por poseer la virtud del movimiento permanente, libera el ambiente de toda energía que perturbe la paz y la tranquilidad.

Además de los sahumerios, también se puede emplear esencias especiales para energizar el ambiente y proporcionarle el equilibrio necesario.

Lavanda: paz y armonía.

Heliotropo: claridad y dinamismo.

Aloe: pureza.

Sándalo: protección.

Rahel